De 0 a 100 sin epidural

En los libros y manuales de adopción se habla mucho del proceso de adaptación de los niños, de sus necesidades “especiales”, de la mochila que traen consigo… Recuerdo que una amiga que ha adoptado una niña china (que fue la persona clave para que iniciase mi proceso de adopción) me decía que el primer año era muy, muy difícil.

Lo que nunca me dijo es que el proceso de adaptación es, como la creación del vínculo, un camino de doble sentido: el pequeño se tiene que adaptar a una nueva vida (país, idioma, casa, familia…) pero los padres también. Y, amigos míos, los niños tienen una flexibilidad mental que los adultos no poseemos.

Después de haber pasado 6, 8 ó 10 años de matrimonio (o viviendo solos, en caso de los monoparentales), dedicándonos exclusivamente el uno al otro (o a nosotros mismos), el cambio resulta agotador. Pasamos de tener tiempo para aburrirnos a no tener tiempo ni siquiera para ducharnos.

Todo el mundo te lo dice: “Ufff, no sabes lo que va a cambiar tu vida”. Y tu respuesta es: “Es lo que quiero, que mi vida cambie”. Y es así. Has cumplido ya con tu etapa de salir todas las noches, de viajar hasta hartarte, de no tener horarios de comida… Anhelas fervientemente ese cambio pero, por deseado, no resulta menos duro hasta que te acostumbras a él.

Pasas de 0 a 100 en un instante, sin transición. Te subes al tren de ser madre/padre de un niño activo y no de un bebé que duerme el 75% del día. Y, para acabar de rematarlo, quieres ser la madre o el padre 10. En definitiva, entre lo duro que resulta de por sí y el listón tan altísimo que nos ponemos, somos capaces de convertir los primeros meses en un infierno.

Si a eso le añades que, los que han tenido hijos biológicos, no entiendan por qué estás tan agobiado (puesto que ellos sí han pasado por la fase “bebe” que es la que la naturaleza ha creado como proceso de adaptación para padres) puedes llegar a sentirte fatal contigo mismo, como le ocurría a un amigo mío que (¡pobre iluso!) pensaba que eso sólo le pasaba a él.

Realmente, es una pena que, al igual que hay manuales sobre la adaptación de los niños no los haya también sobre adaptación de los padres. Al menos tendríamos claro lo que se nos viene encima, que todo el mundo pasa por ello y nosotros no somos bichos raros, por qué estamos de mal humor y nos mostramos un poco más ariscos con esos hijos por los que tanto hemos luchado, por qué a veces lloramos a escondidas por algo tan insulso como que el niño hoy no me obedece o no se ha comido el plato de sopa.

Así estaríamos un poco más preparados para ello. Sabríamos que es cuestión de tiempo que todo pase, que nuestra adaptación (la de los adultos) termine y seamos esos padres que todos hemos soñado tanto con tiempo con ser.

Mientras tanto, nos conformaremos con algunas claves sobre lo que los técnicos llaman depresión postadopción (y que para mí es, simplemente, adaptación de los padres adoptivos).

8 comentarios:

  1. ¡Tienes mas razón que un santo!y si a ello le añades que trabajas peor que peor,porque lo quieres llevar todo para delante y te falta tiempo.
    Yo aún sin tener hijos,como tu dices me suelo agobiar porque quiero abarcarlo todo y lo que tu dices te muestras arisca y con mal carácter cuando ves que para tener un día más relajado tienes que adelantar trabajo o cuando vuelvas ahí está la faena.
    Es un tema que me preocupa y tengo que concienciarme que tengo que priorizar y quizás volcarme menos en el trabajo y no ser tan perfeccionista .Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Chica María, no sé porqué me suena tanto, todo lo que has escrito....

    ResponderEliminar
  3. María, que te voy a decir!!!!!!!!!!!! Sólo que mejor no lo has podido escribir.

    Yo tan sólo añadiría una cosita más y es que todo eso que sentimos no lo contamos no sólo a los amigos que tambien han adoptado (que sabemos que nos van a entender y encima hacemos entre todos que lo asimilemos mejor) a nuestros familiares los cuales en un primer momento sin querer no nos entienden ( situacion que encima nos hace sentir peor), pero si les explicamos como nos sentimos nos entenderan y serán un apoyo grandísimo. Os lo digo porque hace unos días lo hice y no sabeis como me están ayudando ahora. Ellos tambien sufren mucho por vernos estresados en estos momentos tan felices de nuestra vida.

    Un beso

    Almu

    ResponderEliminar
  4. Pues sí que tiene que ser abrumador!!! Mucho animo y un besazo.

    ResponderEliminar
  5. Hola María, gradias por tu blog, necesitaba sabae lo que le pasa a otros padres adoptivos y veo que es muy parecidonuestro hijo lleva en España un mes y medio y no para en todo el día. Esta semana ha empezado la guarde y yo tan tonta me siento mal por desear estar un ratito en casa tranquila. Ya veo que es lo normal, ahora espero disfrutar algo mas de este ratito
    Un saludo

    ResponderEliminar
  6. Uffffffffff, gracias por vuestras palabras, nuestro hijo lleva un mes y medio en España, y yo no estaba preocupada por desear estar un ratito tranquila en casa

    ResponderEliminar
  7. Me alegro de que el blog esté sirviendo para lo que pretendía: que veamos que la mayoría de las veces lo que sentimos es lo normal y no pensemos que somos malos por ello. Y si además podemos echarnos una manita, mejor que mejor.
    Un abrazo y ánimo Antonino

    ResponderEliminar
  8. Hola Maria, gracias por pensar que tengo más experiencia que tu, la verdad és que después de tres años, he llegado a la conclusión de que hacemos lo que podemos.
    Todavia ahora, hay dias en los que como tu dices acabo llorando por los rincones porque mi peque no me hace caso.
    Mi sensación és que como tenemos que ser super-mamas, esta presión no te deja disfrutar de los momentos que pasas con tu hijo, ya que estas más pendiente de observar sus reacciones hacia lo que le rodea, a que aprenda a jugar, a relacionar-se, a hablar, a comportarse, a relajarse, a comer, a ver dibujos.... que al final tambien los estresamos a ellos.
    En el momento en el que aprendes a dejarlos un poco a su aire (sin que te destrocen el piso), y comienzas a relajarte, ellos tambien se relajan.
    Poco a poco estan más tranquilos, y todo empieza a encajar dentro de la vida familiar... eso si, continuamos sin tener tiempo para nada, pero la sensación de felicidad con la vida és mayor.
    Bueno, ya te iré contando. El mio ha empezado esta semana P-5, y el cole es otro tema bastante peliagudo.

    ResponderEliminar